Sería una tarde fría, en un taxi.
Llovía en las calles de Chicago, y fué cuando se dió cuenta de que se había enamorado.
No de él, no, eso no. Sino de su sonrisa. A pesar de que él fuera un inútil, se había enamorado de su sonrisa perfecta, su mirada distante y uno que otro gesto que odiaba infinitamente.
Era raro, pero así era el amor. Una vez más, jugándole una mala pasada.
@Electrosensación
0 comentarios:
Publicar un comentario