domingo, 2 de mayo de 2010

En la voz del sol.

La otra vez, corriendo por los bosques bajo un cielo estrellado, riendo, saltando y mirando a cada lado los detalles de la naturaleza, me encontré con un hada que me preguntaba por qué escribía.
- Porque así hablo conmigo misma. Porque así me relajo, y porque así me encuentro a mí misma cuando siento que me estoy perdiendo.
Luego de mirarme de pies a cabeza, me preguntó para quién escribía.
- Para todos aquellos que tengan un tiempo y quieran conocerme, pero no conocer a la chica de las idioteces infantiles, sino a la persona compleja que hay después de eso. Para quien quiera olvidarse del mundo y pensar por un segundo en alguna posibilidad de la locura escrita.
Se quedó en silencio pero no me dejaba ir aún, no tenía algo claro, supongo, y esta fué su última pregunta: En donde escribes?
- En el aire, en mis sueños, en el cielo azul o gris que haya, en las estrellas cuando las veo, en los árboles cuando me cobijo bajo su sombra, en el asfalto cuando camino por él, en el pasto verde que me ayuda a pensar con claridad. Escribo en el aire, en el viento, en cada paso que voy, escribo pues, lo único que escribo es mi historia. Quién soy, lo que quiero y lo que espero. Está en el aire, está en el sutíl soplo del viento. Escribo en todo lo que me rodea y en todo aquello que rodeo yo.

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