Y cerró los ojos dejándose llevar por su respiración calmada. Por un momento creyó que a eso se refería la paz, el silencio y la tranquilidad, pero tanto le había costado llegar a esa conclusión. Pero necesitó apoyar su caneza en el pecho de alguien más para descubrirlo, y se dió cuenta entonces de que ya era tarde, él era parte de su vida, y más que eso: Ella dependía de él.
lunes, 22 de marzo de 2010
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