De verdad, para volver a empezar.

Hay pocas historias que merecen ser contadas, esta sin duda es una no por su final sino por las enseñanzas que deja.

Érase una vez una niña callada que creyó querer, que por poco creyó amar, pero se dió cuenta de que su principe azul no idealizado ni azul cambió tanto y tan rápido que ella se quedó queriendo la imagen del pasado y esperando poder hacer que esta le ganara al desconocido del presente. Sin embargo la niña se equivocó, se dió cuenta de que hay mucha gente que cambia según estado de ánimo y a la que no haces más en su vida que ser quizá un juego.
Lástima que se dió cuenta muy tarde y lloró hasta sentir nauseas, rabia y verguenza.
Bien por ella porque pudo esperar horas, días, semanas y meses sin recibir una palabra que valiese la pena, bien por ella porque no pudo soportar unos cuantos minutos escuchando a alguien que al parecer no conocía y que creyó conocer.
Bien por ella porque descubrió que si podía soportar tanto por alguien que no valía la pena, podría soportar lo que fuera por alguien que de verdad la quisiera.
Mal por ella porque llora por un estúpido.
Mal por él, porque de todos sus amigos sólo uno esperaba algún acto noble de parte de él.
Bien por los demás que mostraron el tipo de persona del que vale la pena rodearse.

Bien por ella, porque una vez más y para variar, tiene que demostrar que no hay nadie ni nada que la haga parar.


Me harté y estoy sonriéndote! Y qué?
Nadie quiere oirme
en este lugar concheto me chupo todo tu rencor
distingo entre el reviente, y el resto!
Dame tu mierda, preciosura
yo te daré la mía.
Oliendo lo peor posible
tal vez hoy me dejé usar
y deje que me humilles en frente de todos
Y es justo lo que querías
Quieres trascenderme!
Quieres transcender.
Me ahorqué, y estoy sonriéndote.
y Qué?
No supiste amarme,
no supiste amarme
En este lugar concheto me chupo todo tu rencor
distingo entre el reviente y el resto
y el resto soy yo, oh oh !