Hay cosas que se ven tan simples pero son tan complicadas de entender, como el hecho de que yo ya no quiero estar aquí, aferrando millones de canciones que el viento podría llevarse y así yo me sentiría bien.
Aunque así, esta vez es más lejano el sonido, las luces ya no se ven. La gran ciudad nos expulsó de sus entrañas y nos hizo empezar de nuevo en algún lugar que no conocemos, sólo para ver como podíamos sobrevivir sin todas las cosas que se ven tan usuales pero son tan excéntricas.
Y pasarían años, y siglos antes de escuchar esos ruidos de nuevo.
Y yo seguiría aferrando ese millón de canciones, sólo para atormentarme y aquejarme un poco más.