lunes, 25 de enero de 2010

thousand

hubo un tiempo en que nada ocurría, todo era feliz.
Esos tiempos son lejanos y ya nadie los recuerda. Sólo unos cuantos pobres idiotas que quisieron creer en la felicidad y seguimos adelante a ojos cerrados con los pies en la tierra y la cabeza en las nubes.
En el camino se fueron varios, ya cada vez es menos la cantidad de sonrisas que puedo contar por día.
No se si es ser valientes o simples cobardes al no afrontar la realidad y querer cambiar todo.

Y entre mil luchas, dos mil perdones y unos pocos corazones se quedan los que quisieron arreglar su mundo.

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